y ahí figuraba yo, una vez más.
Vestida con mi vestido azul, ese que me regalaste en nuestro segundo aniversario.
estaba a punto de llover, llevaba más de una hora esperando, pero con la paciencia que me caracteriza, seguía ahí, sentada afuera del líder del parque Bustamante, confiando ciegamente en ti, confiando en que en algún momento llegarías.
El tiempo pasaba muy despacio y entre la gente que circulaba, un centenar de chicos guapos.
(característicos de ese lugar al cual siempre acudo más arreglada que mesa de cumpleaños).
Pasó otra hora, la lluvia era fuerte, se había oscurecido, los chicos que patinaban en el parque ya habían desaparecido y mi vestido azul estaba algo mojado por mis constantes paseos de la escalera hasta el final de la vereda y viceversa.
pero me quedaba paciencia aún...
y todavía creía que ibas a llegar.
Hasta que llegó una chica que me dijo que me había visto sentada ahí por horas,
que ya no esperara más...
yo le dije que tenía razón, que te ibas a demorar un poco más en llegar, pero que en realidad no podía seguir esperándote, que la paciencia no la perdí, pero pasó tanto rato que simplemente me aburrí.
Sé que el va a llegar al líder, pero yo ya no voy a estar esperándolo.
Me fui con la chica, conversamos harto rato.
nos despedimos en la esquina de Marín con Seminario. Se llamaba Victoria.
Llegue a la casa, me saqué el vestido empapado, me hice un café y sonaba
heartbeats mientras una leve sonrisa se dibujaba en mi rostro.
...We had a promise made. We were in love.